EMILY
6 de enero de 2016,
Saltillo, Coahuila de Zaragoza, México.
Altivez
Sólo sabemos toda nuestra altura
si alguien le dice a nuestro ser: ¡Levanta!
Y entonces, fiel consigo, se agiganta
hasta llegar al cielo su estatura.
De la vida común sería ley
el heroísmo en el humano ruedo
si no nos doblegáramos al miedo
de vernos y sentirnos como un rey.
Emily Dickinson poetisa norteamericana, una
mujer sin época, leerla una delicia para los ojos y el corazón, admirable y
respetable, el respeto no sólo por atreverse a escribir si no por las
condiciones en las que se atrevió a hacerlo, a escondidas, muchos podrán llamarle
cobardía, sin saberlo o no dejó sus poemas para la prosperidad.
Mujer extraña para sus conocidos, vestía
siempre de blanco por el puro gusto a ese color, introvertida, vivió recluida
en su casa, pero con unos dedos maravillosos para plasmar sobre el papel lo que
sentía o pensaba en poesía.
Sus versos atrevidos, rebeldes, invitando a la anarquía,
al leerlos encuentras libertad, ella decidió ausentarse del mundo para sumirse
en el propio y escribir y escribir, siempre escondiendo el resultado de sus
letras, casi 1800 poemas nos legó y hoy podemos deleitarnos leyendo sus poemas
e imaginando su historia.
Sus primeros textos sencillos fueron
encontrando su estilo fueron cada vez más complejos y a la par que crecía su
complejidad crecía de la mano su magnificencia, leerla es un viaje, una tele
trasportación, la fuerza expresada en sus poemas son inspiradores, la mayoría
son breves, pero intensos, brevemente intensos, yo le llamaría un orgasmo
literario.
Emily que publicó 5 de sus poemas en el
anonimato en vida, los escondía en cajones o debajo de la cama. “Ningún cepo
puede torturar mi alma en libertad”, mientras “morir sin morir” se puede vivir,
en su soledad nos dio la poesía que todos deberíamos leer, disfrutar y vivir,
“Como Ojos que miran la basura” “Él era débil yo era fuerte”
Después de su muerte su hermana encontró sus
poemas, 4 años después que dejó este mundo se publicaron sus poemas
reconociendo la belleza de su poesía, al parecer Emily tuvo que caminar hacia
la muerte para encontrar la inmortalidad que sólo las letras te pueden dar.
Pequeñez
Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morirnos.
Emily Dickinson
F. Abraham Tobias
Hernández
fabrath@gmail.com
@AbrahamTobias
http://losdeapieyencamion.blogspot.mx/
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