UN SUEÑO CON LA BOLA
F.
Abraham Tobias Hernández
Saltillo,
Coahuila de Zaragoza a
19
de Noviembre del 2012
Entrando al Iluikak de
repente traspasé una puerta inmensa e imponente, pintada de café, de
madera gruesa. Comencé a caminar por un
sendero rodeado de pastizales y siembra de maíz y sorgo, una que otra vaquilla
y algunos caballos. Ahí vi como Villa se
topó con Zapata, igualitos a como los imaginé: Zapata era alto, de mirada
profunda, pareciera que su rostro era de piedra, Villa un poco mas bajito, no
tan gordo como lo pintan, ojos alegres y se veía hasta bonachón.
Villa le dijo a Zapata:
--¿Cómo está, mi General?
Zapata, cabizbajo, le contestó:
--No como quisiera, mi General.
--¿Qué pasó?, replicó Villa.
--Después de mi muerte pensé que
todo estaba perdido, vi un momento de luz cuando el constituyente del 17 retomó
el ejido, y más cuando el general Cárdenas inició la repartición de tierras,
pero todo se oscureció años después; al parecer la lucha fue en vano.
Desaparecieron el ejido o están en proceso de hacerlo y la tierra volverá a ser
de latifundistas.
A más de 100 años que iniciamos
nuestra lucha, las condiciones de mis hermanos campesinos son iguales o peores
de como los dejamos.
Seguí caminando, ahora vi más
vaquillas y caballos, un riachuelo entre verdes árboles frutales, unos de
manzana, durazno, membrillo y chabacano, ahí divisé a Francisco J. Mujica
platicando con Ricardo Flores Magón. Ricardo le dijo:
--Hoy, como hace 100 años, las
condiciones laborales son deplorables;
las minas, por ejemplo, son bombas de tiempo esperando que la suerte no las
haga estallar. El poder público hoy sirve a nuestros enemigos y combaten a los
sindicatos; los derechos laborales que logramos están en discusión, y vamos que
volamos por una reforma laboral patronal en detrimento del trabajador.
Seguí caminado, el riachuelo se extendía
hasta donde mi vista no alcanzaba, los árboles frutales desaparecieron y le
dieron lugar a pinos verdes como los de Arteaga, también vi al Gral. Lázaro Cárdenas charlando con
alguien que no reconocí, y él le decía:
--La expropiación petrolera fue
un acto de estado y soberanía, fue en beneficio de los mexicanos, y hoy vemos
propaganda para decirnos que no sirve, que no sabemos administrar y que los
gringos nos deben
enseñar… estos nuevos gobernantes importando soluciones.
Y repitió lo que leí en un libro empolvado
que rescaté de una librería de viejos:
“Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a empresas extranjeras, traiciona a la patria”.
Seguí mi andanza y la belleza del
desierto floreció; cactus, nopales, huizaches y gobernadora, a lo lejos un perrito llanero, ahí me topé con dos coahuilenses, Madero le decía
a Carranza:
--La democracia por la que
morimos se ve hoy empañada por campañas
sucias, realmente llega al poder quien menos quiere el pueblo, ay Panchito, si
me hubieras hecho caso --le recriminó don Venustiano -- pactamos la revolución
y la perdimos.
Desperté y reflexioné dos cosas.
-la primera; agradecí que sólo fue un sueño y que vivo y coleando me encuentro.
La segunda; ver como los
políticos se enriquecieron de la Revolución, y cuando ya no les dio dinero
optaron por sepultarla; hoy es sólo un desfile el 20 de noviembre y un Buen Fin
para gastar dinero.
Hay quienes dicen que necesitamos
una nueva revolución, que se ha agotado la Mexicana, pero la pregunta es ¿se
agotó o se truncó? ¿Es necesaria una nueva?, o ¿retomamos la vivida?, no es
posible luchar por lo que ya se logró, no es posible discutir lo que se debatió
en el campo de batalla, lo ganado, ganado está, pero en la discusión actual lo
ganado se va perdiendo poco a poco.
La Revolución fue más que un suceso que sólo se toca en los libros de
texto, no se puede negar que fue un hecho que cambió la vida de la nación,
otorgó derechos a los mexicanos y concedió igualdades negadas, sin dejar de aceptar que
faltan muchos más y sin dejar de ver que cada vez hay más derechos por
reconocer.
Podemos recordar a hombres y
mujeres que hicieron esto posible, podemos elevar monumentos, hacer desfiles y
bailables, pero no sirven si olvidamos sus actos los otros 364 días del año.
La Revolución no es un festejo
que se realiza cada año; debe ser constante, cosa de todos los días, también
debe cambiar como la sociedad vaya cambiando, llevar la justicia social a todos
debe ser prioridad para quienes gobiernan, si no, si caeremos en lo que dicen
los enemigos de la Revolución y nos preguntaremos: ¿de qué sirvió?
*Iluikak: cielo en náhuatl
@AbrahamTobias
http://losdeapieyencamion.blogspot.mx/
1 comentario:
Las bases de el México de hoy se construyeron durante la revolución y nuestro país cual edificio tiene que reforzar esas bases de cuando en cuando. Viejas tácticas siempre son buenas pero mismos métodos no siempre obtienen el mismo resultado. Hoy por hoy no tenemos ningún Zapata y ningún Villa.
Todo esta en nunca olvidar por que se luchó y lo que se logró en ese momento y hacer lo posible por mantener esa llama de lucha encendida
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